Uncategorized

8 de Marzo

Nunca me ha gustado este día, será porque consideraba innecesario celebrar algo que por
naturaleza misma, debería darse por sentado. Día de la Mujer, bueno, empezó cómo Día de
la Mujer trabajadora, se ve que era requisito tener un sueldo para considerarte digna de ésta
celebración. Pero es ahora, más que nunca, cuando urge la necesidad de dar visibilidad a lo
que no se quiere ver.
Parece que todos los años hablamos de lo mismo, pero… Por qué será?. Será que no
hemos conseguido lo que se nos prometió, o que seguimos sin percibir que la sociedad nos
coloca de forma igualitaria laboralmente, o que siguen esos asesinatos por la violencia de
género, a los que sólo se le da visibilidad en los telediarios o para disputas en el
parlamento.
Dejemos de ser una cifra, de ser moneda de cambio para los políticos, de estar de moda, de
ser ejemplo, de ser ensaltecidas o mínimizadas,,, dejemos se ser y comencemos a estar, a
estar presentes en todo, al igual que los hombres, ni más ni menos.
Nadie nos debería defender, ni tenemos que ser motivo de tertulias. Quiero ser yo,
queremos ser nosotras, con nuestra vida, la que nos toque. Sin perjuicios ni beneficios.
Quiero ir de la mano, no detrás ni delante de nadie.
La Historia nos debe siglos de existencia digna, se nos ha borrado de demasiados sitios,
éramos una figura molesta, porque si nos hubieran educado en igualdad, sabríamos el
poder inmenso que habita en nuestro ser, la vida misma. Cómo dice Vanesa Martín, de
tantas mujeres que habitan en mí, seguro que hay alguna que yo ni conozco.
Sigamos hablando muchos años del 8 de Marzo, de su motivo, pero hablemos también el
día 9 y el 10 y el 15 de septiembre… Y pidamos lo que por obvio se nos debe. Somos
iguales que tu, hombre, pero todo nos está costando un poco más.
Pero esta lucha continúa de necesidad de demostrar, nos ha hecho más grandes, más
fuertes, más sabías, más pacientes, más visibles. Mi abuela, dura, luchadora, como otras
muchas, me diria:déjalos hija, que ellos arreglan el mundo desde el púlpito o apoyados en la
barra de una tasca, nosotras arreglamos sus rotos en el pantalón, hacemos de cuatro
paredes un hogar, alimentamos al futuro y lo parimos . El silencio no ha sido cobardía, al
revés es la valentía más grande que hay, cuando lo único que tienes es tu voz y la guardas
para cuando ya nadie te puede callar.
Adela Montaño Candelario
Red de Mujeres.

También puede gustarte...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *